El correcto ajuste de las calas es uno de los puntos más importantes a la hora de dar pedales en el ciclismo. Para los que no lo sepáis, las calas son los enganches que sujetan las zapatillas del ciclista, con los pedales automáticos de la bicicleta.
Haciendo un pequeño resumen histórico, los pedales automáticos fueron usados por primera vez en el Tour de Francia de 1983 en los pies de Bernard Hinault. La marca pionera, encargada del desarrollo fue LOOK, comecializándolos al público en 1984. Este ha sido una de las mayores evoluciones tanto en materia de seguridad, como eficiencia a la hora de transmitir la fuerza en el pedaleo.
Volviendo al tema del cuidado de las calas, es importante un buen mantenimiento de estas por diversas razones. Una de ellas, por seguridad. Una cala desgastada, puede llevar a que el pie se desenganche del pedal en pleno esfuerzo, provocando alguna caída. Otra consecuencia que acusa este tipo de desgaste es, que puede llevar a una rotación muy elevada de las rodillas, provocando un apoyo incorrecto de las zapatillas y una perdida de fuerza muy elevada. También hay que tener en cuenta, que la anchura de una cala desgastada es menor, lo que nos lleva a una descompesnación con la altura del sillín, provocando molestias que previamente no tenías, o aún más grave, alguna lesión.
Para saber si tus calas están desgastadas, comenzarás a notar una mayor rotación de los pies, falta de apoyo en el pedal o bien un exceso de juego lateral en tus zapatillas.
Dicen que más vale prevenir que curar, asi que para disfrutar al máximo de nuestro deporte, es preciso llevar un control de nuestro material, porque en nuestro caso, los sustos ya vienen solos.
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